Desastre en Alhama de Murcia: el incendio que evidenció la falta de extintores adecuados
Una lengua de fuego, hambrienta y sin freno, devoró este martes dos naves industriales en el corazón del polígono de Alhama de Murcia. Lo que comenzó como una columna de humo inquietante poco después del mediodía, terminó en un infierno visible desde la autovía A-7. Las llamas, insaciables, redujeron a cenizas una instalación que albergaba productos químicos inflamables y otra repleta de materiales de feria. El resultado: dos heridos por inhalación de humo, daños millonarios y una pregunta incómoda: ¿estaban protegidas estas naves con los extintores adecuados, como el extintor ABC o el extintor CO2?
El incendio: cronología de un desastre anunciado
Las primeras llamadas al 112 comenzaron a sonar pasadas las 14:00 horas. Testigos alertaban de un incendio que crecía con furia en la Avenida de Francia. Las llamas se propagaron con rapidez dentro de las instalaciones cargadas de parafina, hidrocarburos y otros productos químicos altamente inflamables. Un cóctel perfecto para una catástrofe.
A pesar de la rápida actuación del CEIS con nueve vehículos y un helicóptero, la situación superaba los recursos disponibles. La dotación inicial fue de apenas cuatro bomberos, sin camión nodriza, y con un segundo incendio activo en Totana. Las llamas se apoderaron de las naves sin resistencia efectiva.
¿Qué falló? La ausencia de medios de extinción en condiciones
No es casualidad que el fuego avanzara con tanta facilidad. En contextos industriales, donde la carga térmica es elevadísima, contar con sistemas activos de protección contra incendios no es un lujo, sino una obligación. Y eso empieza, por supuesto, por los extintores adecuados. El extintor ABC es, por normativa, uno de los más versátiles y necesarios en cualquier nave. Su capacidad para sofocar fuegos de clase A (materiales sólidos como madera o papel), clase B (líquidos inflamables) y clase C (gases combustibles) lo convierte en el primer escudo defensivo ante un incendio industrial. ¿Estaban instalados en número suficiente? ¿Eran accesibles? ¿Habían sido revisados?
Tampoco se puede ignorar la eficacia del extintor CO2, imprescindible en ambientes con riesgo eléctrico y donde hay productos químicos que no se deben mojar. Al liberar dióxido de carbono, desplaza el oxígeno y apaga las llamas sin dejar residuos, algo crucial en almacenes con equipos electrónicos o sustancias sensibles.
Los productos químicos: gasolina para un fuego sin control
La primera nave contenía productos como hidrocarburos y parafina, ambos con un altísimo poder calorífico. Este tipo de sustancias exige, por ley, planes específicos de actuación y prevención. Un pequeño cortocircuito, una chispa estática, un foco de calor mal gestionado… y el desastre está servido.
En instalaciones de este tipo, además del extintor ABC, se debe contar con:
- Detectores de humo y temperatura.
- Pulsadores manuales de alarma.
- Rociadores automáticos.
- Señalización fotoluminiscente.
- Sistemas de extracción de humos.
Cada minuto sin actuar frente a un fuego de esta magnitud significa una catástrofe multiplicada. No es exagerado afirmar que una buena batería de extintores bien ubicados, accesibles y mantenidos, puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia.
¿Por qué el extintor ABC es crucial en polígonos industriales?
Porque está diseñado para responder ante múltiples frentes. Imaginemos una nave con:
- Palés de madera.
- Plásticos.
- Pinturas y disolventes.
- Instalaciones eléctricas.
Un extintor de polvo ABC cubre todos esos escenarios. En este incendio de Alhama, las llamas pasaron de un material a otro con una facilidad pasmosa, y todo apunta a que no se contaba con suficientes dispositivos para contener el foco en sus primeros instantes.
Su versatilidad no es solo una ventaja: es una necesidad. En un polígono donde cada nave almacena un mundo distinto de riesgos, el ABC es el estándar mínimo exigible.
El papel del extintor CO2: el gran olvidado
El extintor CO2, muchas veces relegado o directamente ausente en instalaciones industriales, es clave cuando hablamos de incendios eléctricos o materiales electrónicos. Además, no daña maquinaria, no moja, no deja residuos corrosivos.
En naves donde la electricidad corre por metros de cableado y donde conviven sistemas automatizados, cuadros de luz y equipos informáticos, un incendio eléctrico sin un CO2 a mano puede tener consecuencias irreversibles.
Y ojo: en ambientes donde hay productos inflamables en estado gaseoso, el uso de un extintor de agua o espuma podría incluso agravar el fuego. Solo el CO₂ actúa sin reacciones químicas indeseadas.
Emergencia y coordinación: el límite humano ante lo incontrolable
Los bomberos hicieron lo que pudieron. Pero, como explicó el propio sargento Plácido Moreno, la escasez de recursos (aprende cómo actuar en casa de incendio) y la coincidencia con otros incendios dejó al equipo sin margen. Aquí no hablamos de falta de profesionalidad, sino de una realidad evidente: si la empresa no invierte en autoprotección, el primer golpe lo asestan las llamas.
Y cuando el primer golpe es demasiado fuerte, ya no hay vuelta atrás.
Prevención o cenizas
Lo sucedido en el polígono de Alhama de Murcia es una lección amarga. Dos naves destruidas, una nube tóxica visible desde kilómetros y dos personas afectadas. Todo esto podría haberse minimizado con una política de prevención real, con formación, revisiones, simulacros… y, por supuesto, con los extintores adecuados.
Repetimos: el extintor ABC y el extintor CO2 no son accesorios. Son salvavidas.
Invertir en seguridad no es un gasto. Es lo que marca la línea entre la continuidad de un negocio o su desaparición en humo.
¿Tienes una nave industrial? ¿Gestionas un almacén? Revisa hoy mismo tus extintores. Que mañana no seas tú el protagonista de un titular como este.