Tragedia entre cenizas: Tres heridos, dos graves, tras el incendio en un hotel de Adeje, Tenerife.
Un amanecer teñido de humo y sirenas en la turística Callao Salvaje
No hay peor despertar que el que llega entre llamas. Y en Callao Salvaje, esa franja soleada del municipio tinerfeño de Adeje, el lunes no amaneció con café y galletas, sino con humo negro colándose por las rendijas de los apartamentos y el ulular desesperado de las sirenas.
A las 03:38 horas, cuando media isla aún dormía, un incendio se desató en una instalación hotelera ubicada en la avenida El Jable, dejando tras de sí no solo un reguero de cenizas, sino tres personas heridas, de las cuales dos se encuentran en estado grave.
Las llamas, rápidas, hambrientas, comenzaron a devorar la estructura sin pedir permiso. Los vecinos, testigos involuntarios, describen escenas propias de una pesadilla: corrillos de turistas en pijama, empleados desesperados, y un denso olor a plástico quemado que todavía impregna el aire.
Adeje y su otra cara: el lado oscuro del paraíso turístico
Porque una cosa es el cartel promocional con sol, mar y mojitos, y otra, muy distinta, es el submundo técnico que mantiene en pie esas postales. ¿Estaban en regla los sistemas de prevención? ¿Contaba esta instalación con extintores adecuados? ¿Había realizado las revisiones que exige la normativa? Preguntas que hoy, más que nunca, se agolpan con la urgencia de la respuesta.
En esa hora maldita, los equipos de emergencia del SUC (Servicio de Urgencias Canario) se desplegaron con la profesionalidad de siempre, trasladando a los tres heridos al Hospital Universitario de La Candelaria. La gravedad de dos de ellos obliga a pensar que no se trató de un simple susto.
La prevención que nunca sale en la foto
Aquí es donde conviene detenerse y alzar la voz. Porque hablar de fuegos no es hablar solo de humo, es hablar de responsabilidad. En demasiadas instalaciones turísticas, los protocolos de seguridad se toman a la ligera, y lo urgente sepulta a lo importante. Que si el presupuesto no da, que si este año hay otros gastos, que si total “esto nunca pasa”.
Hasta que pasa.
Por eso, desde aquí, recordamos la imperiosa necesidad de instalar, revisar y mantener extintores, especialmente en establecimientos con gran afluencia de público. No se trata solo de una obligación legal, sino de un imperativo moral.
Y si hablamos de calidad, comprar extintores co2 es una de las decisiones más inteligentes para lugares con riesgo eléctrico, como cocinas industriales u hoteles. Este tipo de extintores no solo apagan fuegos de manera eficiente, sino que no dejan residuos y no dañan los equipos electrónicos.
Una llamada a la acción desde las cenizas
La escena ya la conocemos: luces rojas reflejadas en las paredes blancas del hotel, mangueras desplegadas como serpientes de goma, y ese silencio tenso que queda tras el caos. Pero lo que sigue, eso es lo que debe cambiar.
Porque cada incendio es una advertencia. Y cada advertencia no atendida es una tragedia en potencia.
Y ojo, que esto no es alarmismo. Es realidad pura y dura. Por eso, si usted está leyendo esto y tiene una empresa, un local, un hotel, un pequeño comercio o incluso una comunidad de vecinos, póngase las pilas. La inversión en seguridad no se mide en euros, se mide en vidas.
Hay recursos a montones. Manuales, técnicos, especialistas. Y sí, también hay espacio para el conocimiento colectivo. Uno de ellos es este blog de extintores, donde a diario se comparten consejos, normativas, innovaciones y experiencias reales que pueden marcar la diferencia entre el susto y la desgracia.
El fuego no espera: usted tampoco debería hacerlo
Mientras los investigadores analizan el origen del incendio —que aún no ha sido confirmado oficialmente—, lo cierto es que hay indicios de una posible sobrecarga eléctrica o fallo en los sistemas internos del edificio. ¿Fallo humano? ¿Desgaste? ¿Descuido? Todo apunta a que algo no funcionó como debía. Y cuando eso ocurre, la naturaleza implacable del fuego se impone.
Las llamas no discriminan. No preguntan si hay niños dentro. No respetan estrellas ni reputaciones en Booking. El fuego arrasa. Y la única manera de plantarle cara es con preparación, disciplina y sentido común.
Apostar por la seguridad no es una cuestión de imagen, es una declaración de principios. Si gestionas un hotel, y no tienes claro cuándo fue la última vez que revisaste tus extintores, vas tarde. Si no sabes cuál es el modelo más adecuado para tu instalación, pregunta, infórmate, actúa.
Hay empresas especializadas que asesoran sin compromiso. Hay soluciones adaptadas a cada espacio. Comprar extintores CO2, por ejemplo, es tan sencillo como elegir una buena marca y dejarse aconsejar por quien sabe. Pero lo verdaderamente complicado es asumir las consecuencias de no haber hecho nada.
Callao Salvaje, símbolo de una lección no aprendida
Volvamos al lugar de los hechos. El humo ya se ha disipado. Las sirenas han callado. Y en la fachada ennegrecida de esa instalación hotelera de El Jable, en Callao Salvaje, queda la prueba de que el riesgo no es un concepto abstracto.
Adeje, epicentro turístico y motor económico de la isla, no puede permitirse ni una sola grieta en su sistema de seguridad. No basta con las piscinas y los desayunos continentales. Hay que mirar también los cuadros eléctricos, los detectores de humo, las vías de evacuación. Y por supuesto, los extintores.
La diferencia entre un susto y una tragedia
La diferencia entre un susto y una tragedia muchas veces la marca un pequeño cilindro rojo colgado en la pared.
Ese del que nadie se acuerda… hasta que es demasiado tarde.
Si usted, lector, ha llegado hasta aquí, solo le pedimos una cosa: haga algo al respecto. Porque la próxima noticia puede estar más cerca de lo que imagina. Y si en ella no hay víctimas, que sea porque alguien decidió actuar a tiempo.

