Spray apagafuegos: diferencias con los extintores tradicionales.
En el mundo de la seguridad contra incendios, la innovación nunca se detiene. Recientemente, durante una emisión de El Hormiguero, el colaborador Marron sorprendió al público al presentar un spray apagafuegos pequeño, práctico y de fácil manejo. Este dispositivo, pensado para un uso inmediato en emergencias, ha despertado un gran interés debido a su accesibilidad y versatilidad. Sin embargo, es fundamental remarcar que este producto no sustituye a los extintores tradicionales homologados, que continúan siendo obligatorios en hogares, empresas y vehículos.
Un diseño compacto con gran potencial
El spray apagafuegos destaca por su tamaño reducido, lo que permite tenerlo siempre a mano en la cocina, en el coche o en puestos de trabajo donde el acceso a un extintor pueda ser limitado. Su principal valor es que proporciona una primera barrera contra el fuego, especialmente en incendios de clase A y B, es decir, aquellos que afectan a materiales sólidos comunes como madera o papel, y a líquidos y gases inflamables en fase inicial.
Diferencias con un extintor de espuma
Aunque este spray contiene espuma de extinción AFFF (Aqueous Film Forming Foam), no debe confundirse con un extintor de espuma certificado. La espuma que expulsa genera una película acuosa que sofoca el oxígeno, interrumpe la combustión y reduce la posibilidad de reignición. Su fórmula es biodegradable, lo que lo convierte en una alternativa respetuosa con el medio ambiente.
Este tipo de espuma ha sido tradicionalmente utilizada en extintores profesionales para la lucha contra incendios industriales y en estaciones de servicio. La gran diferencia radica en que el spray está pensado para emergencias cotidianas y rápidas, no para sustituir la eficacia y obligatoriedad de un sistema homologado de extinción.
Comparación con un extintor de agua
En cuanto al extintor de agua, este se utiliza principalmente para incendios de clase A, donde los materiales sólidos comunes son el origen del fuego. El spray apagafuegos ofrece una cobertura más amplia gracias a la acción de la espuma, que no solo enfría la superficie como lo hace el agua, sino que además crea una capa protectora que bloquea la propagación.
La ventaja principal frente al agua es su capacidad para actuar también en incendios de clase B, algo que un extintor de agua no puede lograr de manera segura. Además, el spray mantiene un alcance de hasta 3,5 metros, lo que permite una intervención segura sin exponerse demasiado a las llamas.
Aplicaciones prácticas en caso de incendio
Cuando se produce un incendio, la rapidez en la respuesta puede marcar la diferencia. Este spray está diseñado para actuar en fases iniciales, ofreciendo un tiempo de descarga prolongado de 45 segundos, muy superior al de otros dispositivos de bolsillo disponibles en el mercado.
Entre sus aplicaciones más comunes destacan:
- En empresas de artesanía, talleres e industria, donde puede servir como primera línea de defensa.
- En almacenes y espacios con equipos electrónicos, gracias a su seguridad en aparatos bajo corriente (240/380 V) siempre que se mantenga una distancia de 1 metro.
- En hogares, para incidentes como ropa encendida, velas mal apagadas o accidentes con estufas.
- En vehículos, útil para refrigerar piezas calientes como un capó en caso de incendio de motor.
Características técnicas que marcan la diferencia
El spray apagafuegos no es un simple accesorio. Sus especificaciones técnicas lo convierten en una herramienta de gran valor:
- Duración de extinción prolongada: hasta 45 segundos de descarga.
- Alcance seguro: mínimo de 3,5 metros.
- Versatilidad eléctrica: apto para usarse cerca de equipos bajo corriente, con precauciones de distancia.
- Composición respetuosa: espuma AFFF biodegradable.
- Uso inmediato: basta con quitar la tapa, apuntar al fuego y presionar el disparador.
Estas características permiten que cualquier persona, sin experiencia previa, pueda utilizarlo de manera rápida y efectiva.
Ventajas y limitaciones del spray apagafuegos
Las ventajas más notables son su portabilidad, facilidad de uso y su capacidad para actuar en múltiples entornos. Sin embargo, es necesario recordar una y otra vez que no reemplaza un extintor homologado, el cual es obligatorio por ley en numerosos espacios.
Mientras que un spray apagafuegos puede ser la solución inmediata en un incendio incipiente, los extintores tradicionales están diseñados para combatir focos más grandes y con certificaciones que garantizan su eficacia en contextos normativos.
El valor de la prevención y la seguridad
La incorporación de este tipo de productos en la vida cotidiana refuerza la cultura de prevención. Tener un spray en la cocina o en el coche puede proporcionar tranquilidad y rapidez de acción, evitando que una chispa o un descuido se conviertan en una tragedia.
No obstante, la seguridad no puede depender únicamente de herramientas adicionales. La revisión periódica de los extintores certificados, la instalación de detectores de humo y la formación básica en el uso de dispositivos de extinción siguen siendo medidas esenciales para garantizar un entorno seguro.
El papel de la divulgación en programas televisivos
La presentación del spray en El Hormiguero no solo mostró un producto innovador, sino que también sirvió como recordatorio de la importancia de la prevención frente al fuego. La audiencia pudo comprobar en directo la potencia real del dispositivo, entendiendo que la seguridad puede estar al alcance de todos con herramientas sencillas y eficaces.
Que programas de gran audiencia acerquen estos temas al público contribuye a una mayor concienciación social y al refuerzo de la educación en seguridad.
Un complemento útil, no un sustituto
El spray apagafuegos es un complemento valioso para tener siempre a mano, tanto en el hogar como en entornos laborales o en el vehículo. Su facilidad de uso, alcance y duración lo convierten en una herramienta práctica frente a incendios pequeños o en fase inicial.
Sin embargo, insistimos en que su presencia no exime de la obligación legal de contar con extintores homologados como el de espuma, el de agua o el de polvo químico, según cada necesidad y normativa.
Invertir en estos dispositivos portátiles es una decisión inteligente, pero siempre como parte de un plan de seguridad integral que combine prevención, protección certificada y educación en la gestión de emergencias.

