Incendio en un bar Alejandría de Badajoz
La freidora falló. El sistema de seguridad no actuó. Cuatro familias, fuera de casa
Lo que parecía una noche más en el bar Alejandría, en el barrio Cerro Gordo de Badajoz, terminó con un incendio devastador. Eran las 21:15 del 23 de junio. Unos clientes pidieron algo de cena, y Lucía Guardiola, copropietaria del local, encendió la freidora.
—“De repente empezó a arder. Intentamos apagarlo, pero era imposible. El fuego subía por la campana, se fundió el cableado y en cuestión de segundos el techo empezó a caer”, cuenta Lucía.
Tuvieron que abandonar el local entre llamas y humo. En cuestión de minutos, el fuego lo arrasó todo: la cocina, el salón, el almacén. Incluso afectó a varias viviendas del edificio, obligando a desalojar a cuatro familias.
Fallo en cadena: ni rastro del sistema de extinción
Una de las cosas que más indignación ha causado entre los afectados es que el sistema contra incendios instalado en la campana extractora no se activó. El bar contaba con revisiones técnicas al día, según su propietaria. Nada funcionó.
—“Tenemos revisiones constantes. Cada dos meses vienen a comprobar todo. Los extintores, la campana, el sistema automático… Y aún así, no saltó nada”, denuncia Lucía.
Este incidente ha provocado que muchos vecinos empiecen a interesarse por medidas de autoprotección más accesibles. Varias personas de la zona han buscado información para comprar extintores y mantenerlos en sus propias casas, por miedo a que ocurra algo similar.
No solo era un bar, también era su casa
Lucía no ha perdido únicamente su fuente de ingresos. En el local también guardaba objetos personales, recuerdos y parte de su vida familiar.
—“Mi hija tiene seis meses. Teníamos allí su cuna, un ventilador nuevo que le había comprado. También había juguetes de mi hijo mayor, y un patinete eléctrico. Todo ha quedado destruido”.
Además de los efectos personales, se ha perdido documentación, dinero en efectivo y parte de la inversión inicial. El bar se había inaugurado en 2023, y apenas un año después, ha quedado reducido a cenizas. La familia entera ha quedado sin trabajo, sin ingresos y sin saber cuánto tiempo más tendrán que esperar.
Viviendas afectadas y noches fuera de casa
Borja Alonso y Alicia Pereira vivían justo encima del bar. Vieron el humo salir por los conductos del edificio y corrieron a casa. Querían cerrar ventanas y asegurar su vivienda, pero al abrir la puerta, el interior estaba completamente invadido por el humo.
—“No se veía nada. Salimos como pudimos. Justo después, explotó la freidora”, relata Alicia.
Su vivienda está destrozada. El suelo de madera se ha levantado por la humedad, las tuberías están reventadas, y el hollín lo cubre todo. Tienen dos hijos pequeños, y no pueden volver a casa. Como ellos, otras tres familias han pasado la noche fuera.
—“Hemos podido coger algo de ropa, lo que se puede lavar. Pero muchas cosas no sirven: la alfombra, el sofá… todo lo que absorbe humo está perdido”, lamentan.
El tiempo juega en su contra
Mientras esperan el informe de la Policía Científica, no pueden dar parte al seguro ni comenzar las obras. Necesitan una evaluación oficial para iniciar cualquier trámite.
—“Estamos bloqueados. Hasta que no venga el perito, no podemos ni empezar a limpiar. Y cada día que pasa es una pérdida. El verano es nuestra temporada fuerte, y la estamos perdiendo”, dice Lucía con impotencia.
Una lección que nadie quiere vivir
Lo ocurrido ha hecho que muchos vecinos se planteen seriamente cómo proteger sus hogares. No basta con tener un sistema instalado si no se garantiza que funciona. En muchos casos, una revisión de trámite no es suficiente.
Medios especializados como el blog de extintores insisten en la necesidad de comprobar que todos los equipos están operativos. La inspección debe ser completa, no solo un sello en una etiqueta.
Lucía y su familia tenían todo en regla. Aun así, el fuego arrasó con su negocio y su vida diaria. Ahora solo piensan en reconstruir.
—“Vamos a volver a levantarlo, pero no me vale con tener el sistema montado. Quiero asegurarme de que, si pasa otra vez, va a responder. No quiero que nadie más pase por esto”, afirma.
Y mientras espera que todo se desbloquee, sigue sumando pérdidas. Pero también fuerzas. Porque, como ella dice, “lo hemos perdido todo, pero seguimos aquí. Y vamos a empezar de nuevo”.
