Ensayos de resistencia al fuego: así se prueban los materiales usados en la construcción- Garantía de seguridad.
En el ámbito de la construcción moderna, los ensayos de resistencia al fuego constituyen un pilar esencial en la seguridad de los edificios. Estos análisis determinan cómo responden los materiales y sistemas constructivos ante temperaturas extremas, asegurando que mantengan su estabilidad, integridad y aislamiento durante un periodo determinado. Gracias a estos ensayos, los fabricantes pueden ofrecer productos que cumplen con las normas europeas más exigentes, garantizando así la seguridad de las personas y la protección de las infraestructuras.
Qué es un ensayo de resistencia al fuego
Un ensayo de resistencia al fuego consiste en someter un material o elemento constructivo a condiciones controladas de calor y presión para analizar su comportamiento ante el fuego. Durante el proceso se evalúan tres factores fundamentales:
- Estabilidad estructural (R): la capacidad del material para conservar su función mecánica.
- Integridad (E): resistencia al paso de llamas o gases calientes.
- Aislamiento térmico (I): capacidad para impedir la transmisión de calor a zonas no expuestas.
Estas pruebas se llevan a cabo en laboratorios acreditados, conforme a normas como la UNE-EN 1363-1, que define los métodos generales de ensayo, y otras específicas como la UNE-EN 1634-1 para puertas cortafuegos, o la UNE-EN 1366-3 y 1366-4 para sellados y juntas.
Innovación y calidad certificada con los ignifugados Promatec
Entre los productos más avanzados del mercado destacan los ignifugados Promatec, una gama desarrollada para ofrecer un rendimiento excepcional frente al fuego. Estos materiales se aplican en estructuras metálicas, conductos, fachadas y cerramientos, garantizando una resistencia probada en condiciones extremas.
Los ensayos realizados sobre los ignifugados Promatec certifican su capacidad para mantener la estabilidad estructural a temperaturas superiores a 1.000 °C. Gracias a ello, estos productos alcanzan clasificaciones REI 60, REI 90 o REI 120, cumpliendo con las exigencias del Código Técnico de la Edificación (CTE DB-SI). Además, su composición avanzada asegura una adherencia óptima, durabilidad y un comportamiento medioambiental sostenible.
El valor del certificado de ignifugación en la construcción moderna
El certificado de ignifugación es el documento que acredita que un producto ha sido ensayado conforme a las normas europeas de resistencia al fuego y que cumple los niveles de seguridad requeridos. Este certificado se obtiene tras superar rigurosas pruebas en laboratorios autorizados, donde se evalúan el tiempo de resistencia del material y su comportamiento térmico ante el fuego directo.
El certificado no solo es una garantía técnica, sino también un requisito legal para la comercialización y uso de los materiales en proyectos de edificación. Indica la clasificación obtenida (por ejemplo, EI2 60, EI2 90, REI 120), lo que permite a los proyectistas seleccionar los productos adecuados para cada zona del edificio. De esta manera, el certificado se convierte en un aval de calidad, confianza y cumplimiento normativo.
La protección pasiva contra incendios como pilar de la seguridad estructural
La protección pasiva contra incendios es un conjunto de soluciones diseñadas para impedir la propagación del fuego y del humo, preservando la integridad del edificio y facilitando la evacuación segura de los ocupantes. A diferencia de los sistemas activos, que requieren detección y actuación mecánica, la protección pasiva actúa de forma constante y autónoma.
Dentro de este sistema se incluyen los revestimientos ignífugos, las pinturas intumescentes, los sellados cortafuegos, las puertas RF y los paneles aislantes. Cada uno de estos elementos tiene una función específica: evitar la propagación del fuego, mantener la compartimentación y reducir la transmisión de calor entre sectores. Su eficacia depende directamente de los resultados obtenidos en los ensayos de resistencia al fuego y de su correcta instalación.
Procedimiento técnico de un ensayo de resistencia al fuego
El ensayo se desarrolla en hornos de gran capacidad donde se instala una muestra del producto o sistema constructivo. Se aplica una curva tiempo-temperatura estandarizada, en la que el fuego alcanza temperaturas superiores a 1.000 °C en menos de una hora.
Durante la prueba se registran múltiples parámetros:
- Temperaturas superficiales e internas mediante termopares.
- Deformaciones estructurales que indiquen pérdida de estabilidad.
- Fugas de gases o llamas a través de fisuras o uniones.
- Duración del comportamiento estable hasta el fallo de una de las tres funciones (R, E o I).
El resultado se expresa en forma de clasificación, indicando los minutos de resistencia alcanzados. Un elemento REI 120, por ejemplo, mantiene sus tres propiedades durante 120 minutos continuos, lo que resulta determinante en la planificación de evacuaciones y compartimentaciones de incendio.
Pinturas intumescentes: protección térmica del acero estructural
Las pinturas intumescentes constituyen una de las soluciones más eficaces para proteger estructuras metálicas. En contacto con el fuego, estas pinturas reaccionan químicamente, expandiéndose y formando una capa espumosa de baja conductividad térmica que retrasa el calentamiento del acero.
Durante el ensayo, se aplican sobre perfiles metálicos y se mide el tiempo que tarda el acero en alcanzar 500 °C, temperatura crítica a partir de la cual pierde gran parte de su resistencia. La clasificación resultante determina los espesores mínimos de aplicación para cada tipo de perfil, asegurando la estabilidad del conjunto estructural en caso de incendio.
Puertas RF y su papel en la compartimentación de incendios
Las puertas RF (Resistentes al Fuego) son esenciales para contener las llamas dentro del compartimento de origen y evitar la propagación del humo. El ensayo de estas puertas, regulado por la UNE-EN 1634-1, evalúa su capacidad de integridad, aislamiento térmico y correcto funcionamiento de herrajes tras la exposición al fuego.
Los modelos que superan las pruebas obtienen certificaciones EI2 30, EI2 60 o EI2 90, dependiendo del tiempo de resistencia logrado. Estas clasificaciones deben ir acompañadas de su marcado CE, lo que acredita su validez para uso en edificación conforme a la normativa europea.
Sellados cortafuegos: puntos críticos bajo control
Los sellados cortafuegos son fundamentales para evitar que el fuego se propague a través de pasos de cables, tuberías o conductos en muros y forjados. Su ensayo, definido en las normas UNE-EN 1366-3 y 1366-4, consiste en exponer las muestras a temperaturas extremas para comprobar su estanqueidad y capacidad de aislamiento térmico.
Estos sistemas utilizan materiales como masillas intumescentes, espumas ignífugas, morteros o lanas minerales, según el tipo de instalación. Una correcta aplicación, junto con un producto certificado, garantiza la continuidad de la compartimentación cortafuegos y refuerza la seguridad general del edificio.
Certificación, marcado CE y control de calidad
Tras superar los ensayos, el fabricante obtiene el informe de clasificación y el certificado de constancia de prestaciones, documentos esenciales para comercializar el producto con marcado CE, conforme al Reglamento (UE) 305/2011. Este sello garantiza que el material ha sido ensayado y cumple los estándares técnicos exigidos por la legislación europea.
En los proyectos de construcción, disponer de esta documentación es obligatorio para justificar el cumplimiento del CTE DB-SI, especialmente en lo relativo a la seguridad en caso de incendio. Además, el marcado CE facilita la trazabilidad del producto y asegura su fiabilidad durante toda su vida útil.
La resistencia al fuego como garantía de seguridad y confianza
Los ensayos de resistencia al fuego son la base de toda estrategia de seguridad en edificación. Permiten comprobar la eficacia de los materiales, validar su desempeño estructural y garantizar la seguridad de las personas. Gracias al uso de materiales certificados como los ignifugados Promatec, respaldados por un certificado de ignifugación y una protección pasiva contra incendios de alto rendimiento, la construcción moderna avanza hacia un modelo más seguro, duradero y sostenible.
