Vecinos de s’Arracó se llevan un susto tras una explosión en el cuadro eléctrico de una casa
En la noche serena del pasado viernes, el silencio habitual del pequeño núcleo de s’Arracó, en el municipio mallorquín de Andratx, fue abruptamente interrumpido por un estruendo seco, eléctrico, metálico. Una explosión. En una vivienda de la zona de Can Massana, el cuadro eléctrico saltó por los aires y desató el pánico entre los vecinos más próximos. A las 23:30 horas, una llamada al 112 activó un protocolo de emergencia que, de no ser por la intervención precisa y rápida de los agentes de la Policía Local, pudo haber terminado mucho peor.
La escena fue breve, pero intensa. Las primeras llamas ya amenazaban con extenderse por la instalación cuando los policías, sin titubeos, empuñaron un extintor que llevaban en el vehículo patrulla. Lo descargaron sobre el foco del incendio con eficacia milimétrica. En cuestión de segundos, el fuego quedó controlado. No hubo heridos, pero sí una sacudida colectiva en la comunidad.
La fragilidad eléctrica y la amenaza latente
El origen del incidente, según las primeras valoraciones técnicas, se encuentra en un cortocircuito provocado por una sobrecarga en el sistema. Un fallo tan común como potencialmente letal. Cuando un cuadro eléctrico falla, lo hace con violencia. Cables fundidos, chispazos descontrolados, humo denso y temperaturas extremas que pueden convertir cualquier instalación doméstica en una trampa de fuego.
Lo que en otras circunstancias habría sido una tragedia, en s’Arracó quedó en anécdota gracias a un elemento muchas veces subestimado: el extintor adecuado y a mano. No basta con tenerlo. Hay que saber dónde colocarlo y qué tipo utilizar. Y en estos casos, el extintor CO2 es esencial para instalaciones eléctricas, ya que apaga el fuego sin dejar residuos ni provocar daños adicionales en equipos sensibles.
Un susto que dejó una lección muy clara
La reacción de los vecinos no tardó en multiplicarse en forma de comentarios, llamadas cruzadas y hasta algunas reuniones espontáneas en las calles colindantes. Muchos de ellos confesaban no tener ni idea de dónde está el extintor más cercano. Otros ni siquiera sabían si su vivienda cuenta con uno. Algunos, los más previsores, se comprometieron a revisar instalaciones y a hacer lo que, por comodidad o dejadez, nunca hicieron.
La experiencia ha servido para abrir un debate que debería haberse iniciado mucho antes: ¿estamos realmente preparados para un incendio eléctrico en casa? Tener un cuadro moderno, revisar el cableado o sustituir diferenciales antiguos es importante, sí. Pero contar con medios de extinción adaptados a ese riesgo lo es todavía más.
En este contexto, resulta especialmente recomendable seguir consejos y guías prácticas como las que se recogen en el blog de extintores, donde se abordan de forma clara las distintas tipologías de extintores, su ubicación ideal en el hogar, y cómo actuar con rapidez ante un fuego incipiente.
Acceso complicado y lección institucional
Uno de los elementos que más complicaron la intervención de los bomberos fue, precisamente, el acceso al lugar de los hechos. Las estrechas calles de Can Massana dificultaron la entrada del camión de los Bombers de Mallorca, que llegó con retraso. De nuevo, fue la policía local quien se adelantó, actuó y resolvió. Pero ¿qué habría pasado si ese cuadro hubiera estado en la planta alta? ¿O si el fuego hubiera alcanzado materiales inflamables antes de la intervención?
Desde los cuerpos de seguridad locales se insiste en la necesidad de que cada vivienda cuente con un plan básico de autoprotección. Eso incluye revisiones periódicas, formación mínima en uso de extintores, y una cosa tan elemental como es saber qué hacer en caso de cortocircuito. La experiencia demuestra que la primera respuesta siempre es la más decisiva.
Extintores: no son un lujo, son una necesidad
Los extintores deberían formar parte del mobiliario indispensable de cualquier hogar, como lo son una lavadora o un microondas. No es exagerado. De hecho, en muchos países de Europa se exige legalmente su instalación, incluso en viviendas particulares. En España, salvo excepciones, la normativa es más laxa, pero no por ello menos importante. De hecho, contar con uno puede ser la diferencia entre salvar una estancia o perderla por completo.
Particularmente en zonas con viviendas antiguas, cuadros eléctricos de décadas pasadas y estructuras de madera, el riesgo se multiplica. Invertir en un extintor adecuado, ubicado cerca del cuadro eléctrico, puede parecer una decisión menor. Pero, como bien aprendieron los vecinos de s’Arracó, es una decisión que salva propiedades… y puede salvar vidas.
Lo que el fuego no arrasó fue la conciencia vecinal
El incendio quedó sofocado. Los equipos de emergencia se retiraron. Pero lo que quedó flotando en el ambiente fue algo más duradero: la sensación de que algo tan cotidiano como la electricidad también puede transformarse en amenaza. Y que sólo una sociedad informada, precavida y equipada, puede estar verdaderamente segura.
Por eso, desde aquí, insistimos: revise su instalación, forme a su familia, y no espere al susto para actuar. Porque cuando el cuadro eléctrico estalla, no hay lugar para improvisaciones.

