Susto matinal en el Hospital do Barbanza: incendio en la cocina del complejo asistencial de Oleiros

Susto matinal en el Hospital do Barbanza: incendio en la cocina del complejo asistencial de Oleiros.

La chispa que despertó a Ribeira: fuego, humo y preguntas sin respuesta en la cocina hospitalaria

Eran las ocho y diez de la mañana. Ni uno más, ni uno menos. Los turnos de desayuno apenas arrancaban en el Hospital do Barbanza, ese recinto enclavado en el lugar de Salmón, parroquia ribeirense de Oleiros, donde lo rutinario se convirtió, de repente, en sobresalto. Una llamada de alerta al 112 Galicia, recibida exactamente a las 8:12 horas, activó todos los resortes de emergencia. ¿El motivo? Un incendio en la cocina del hospital, ese corazón palpitante donde a diario se cuecen los menús que alimentan cuerpos enfermos y esperanzas convalecientes.

Las alarmas no tardaron en retumbar por los pasillos, y los servicios de extinción, sin necesidad de convocatorias solemnes, se personaron con la eficacia del que conoce su papel y lo ejecuta sin titubeos. Los sanitarios, muchos aún con el café a medio tomar, colaboraron en la evacuación parcial de la zona afectada. La humareda, densa y persistente, no llegó a intoxicar, pero sí a dejar claro que algo falló donde no debería fallar nunca.

Una cocina industrial, un foco caliente

El origen del incendio, según los primeros indicios, se localizó en el sistema de extracción de humos. Y aquí es donde, sin necesidad de exageraciones, conviene abrir bien los ojos: las campanas extractoras de una cocina industrial no son meros caprichos de diseño; son dispositivos de seguridad crítica. Cuando no se inspeccionan, cuando no se limpian como marca la pauta, se convierten en perfectas incubadoras de fuegos latentes.

Y como ya es hora de decir las cosas por su nombre, el extintor campana extractora, ese instrumento aparentemente discreto, debería ser tan obligatorio como el bisturí en una sala de operaciones. Si no está, si no funciona, si está descargado o mal colocado, entonces no hablamos de prevención, sino de dejadez. En este caso, el sistema automático de extinción instalado en el entorno de la campana hizo lo que pudo… pero pudo poco.

Normativa campanas extractoras cocinas industriales: ¿se cumple o se ignora?

La normativa campanas extractoras cocinas industriales no es un papel arrugado en el fondo de un cajón. Es clara, taxativa, necesaria. Exige que las instalaciones cuenten con sistemas de extracción que no solo evacúen humo y grasa, sino que además estén dotadas de mecanismos de corte automático, detectores térmicos y, por supuesto, extintores compatibles con fuego tipo F, los provocados por aceites y grasas.

En el caso del Hospital do Barbanza, aún no se ha emitido un informe oficial sobre si se cumplían todas estas exigencias. Lo que sí se sabe es que, de no ser por la rápida intervención de los bomberos, la historia pudo haber terminado en tragedia. Porque cuando se trata de fuego en entornos hospitalarios, no hay margen para improvisaciones.

Una advertencia con ecos más allá de Barbanza

Este incidente no es solo una noticia local. Es una llamada de atención a todo el sector hospitalario, a las empresas de catering, a los responsables de mantenimiento y, en general, a quienes gestionan cocinas industriales. Aquí no se trata de poner bonitas palabras en un informe de calidad. Se trata de vidas humanas, de pacientes inmovilizados, de personal que confía en que los protocolos funcionen.

Y por si alguien cree que esto es una excepción, que eche un vistazo a este blog de cocinas industriales, donde no faltan ejemplos documentados de incendios provocados por la grasa acumulada en campanas, por filtros sucios o por instalaciones mal diseñadas. Porque no hay peor enemigo que el que se disfraza de rutina.

Formación, inspecciones y compromiso real

No basta con instalar equipos de última generación. Hace falta formación continua, revisiones periódicas y un compromiso ético con la seguridad. Los trabajadores de cocina deben saber cómo actuar, cómo usar un extintor de forma correcta, cómo cerrar una llave de gas sin perder los nervios. Y los responsables técnicos deben asegurarse de que la normativa se cumple hasta el último tornillo.

Y sí, hablamos otra vez del extintor campana extractora, porque es allí donde se gesta buena parte de la prevención. Ese pequeño cilindro rojo es, en muchos casos, la única línea de defensa entre una chispa y una catástrofe. Ignorarlo es jugar a la ruleta rusa con fuego real.

Lo urgente es lo importante

El incendio en la cocina del Hospital do Barbanza ha quedado en un susto. Pero sería irresponsable archivar el asunto sin más. Debe abrirse una investigación interna, debe analizarse el cumplimiento de la normativa, deben revisarse los protocolos y, sobre todo, deben adoptarse medidas que impidan que algo así vuelva a repetirse.

Porque, al final, la verdadera seguridad no es la que aparece en un papel colgado en una pared. Es la que se activa cuando el fuego amenaza, la que responde cuando el caos intenta imponerse. Y eso empieza por asumir que cada componente en una cocina industrial, desde el extractor hasta el extintor, es parte de un sistema que debe funcionar como un reloj suizo. Cualquier engranaje que falle puede ser el principio del fin.

Y aquí no hablamos solo de una campana. Hablamos de la responsabilidad de proteger la vida donde más frágil se presenta.

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