Seguridad contra incendios bajo la lupa en Melilla.
El reciente caso ocurrido en el Ayuntamiento de Melilla ha puesto de manifiesto la importancia de contar con cada extintor en óptimas condiciones para garantizar la protección de los trabajadores y de la ciudadanía que visita el Palacio de la Asamblea. El 22 de agosto, un vídeo grabado por el diputado Amín Azmani reveló que varios de estos equipos no habían sido inspeccionados desde hace más de dos años, incumpliendo el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI).
El extintor no es un simple requisito legal
Este hecho ha generado un debate necesario sobre el compromiso de las instituciones públicas en materia de seguridad. El extintor no es un simple requisito legal: son dispositivos de primera respuesta que pueden salvar vidas y evitar catástrofes materiales. La detección de deficiencias en su mantenimiento constituye, sin duda, una alerta que debe servir como ejemplo para todas las administraciones y entidades privadas.
La venta de extintores y la obligación de un mantenimiento riguroso
El diputado Azmani explicó que, durante la grabación, se pudo comprobar que los extintores deberían haber sido revisados en 2023. Sin embargo, no solo se detectó la falta de inspección, sino también errores graves como la ubicación incorrecta de algunos equipos y la ausencia de señalización adecuada. Estas carencias fueron catalogadas como “una negligencia gravísima”, ya que ponen en riesgo la seguridad de todo el edificio y de quienes lo ocupan.
En este contexto, es fundamental recordar que la venta de extintores por sí sola no garantiza la protección. La eficacia de estos equipos depende directamente de su instalación correcta, su ubicación visible y su revisión periódica, tal y como exige la normativa. La compra inicial de los dispositivos es solo el primer paso; el verdadero compromiso comienza con el cumplimiento del calendario de mantenimiento y con la actualización de certificados que avalen su funcionalidad.
Somos Melilla y el impacto de un blog de extintores
El grupo político Somos Melilla celebró la rápida respuesta del Gobierno local, que tras la denuncia procedió a iniciar una inspección completa de los equipos del Ayuntamiento. Lo llamativo de este episodio es que el vídeo grabado por Azmani ni siquiera fue difundido públicamente. El simple hecho de registrar las deficiencias fue suficiente para desencadenar la acción inmediata.
Este acontecimiento pone de relieve la utilidad de espacios informativos, como este blog de extintores, en la sensibilización ciudadana. Los medios digitales especializados en seguridad contra incendios no solo informan, sino que también educan sobre la relevancia de cumplir con normativas como el RIPCI, evitando así que la negligencia derive en tragedias. La información precisa y transparente es una herramienta de prevención tan valiosa como el propio equipo de extinción.
El Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI) y su cumplimiento
El RIPCI establece con claridad los plazos y requisitos de mantenimiento que deben cumplir todos los sistemas de protección activa contra incendios, incluyendo los extintores portátiles. La revisión debe realizarse:
- Cada 3 meses: una comprobación visual para verificar la accesibilidad, señalización y estado del manómetro.
- Cada año: una revisión técnica profesional que asegure el correcto funcionamiento del equipo.
- Cada 5 años: la recarga completa de los extintores y prueba de presión.
El incumplimiento de estos plazos no solo constituye una falta administrativa, sino que expone a los ocupantes de un inmueble a riesgos innecesarios. En el caso de Melilla, la falta de inspecciones por más de dos años supone un incumplimiento grave que, de haberse producido un incidente, podría haber tenido consecuencias irreparables.
Las carencias detectadas en el Palacio de la Asamblea
Durante la grabación realizada en el Ayuntamiento, se observaron tres problemas principales:
- Extintores caducados: equipos que deberían haber pasado la revisión correspondiente en 2023.
- Ubicaciones incorrectas: algunos dispositivos no se encontraban en los lugares previstos para garantizar una rápida accesibilidad.
- Falta de señalización: ausencia de la cartelería necesaria para identificar la ubicación de los equipos en caso de emergencia.
Cada uno de estos fallos representa un obstáculo para una intervención eficaz en los primeros minutos de un incendio, etapa crítica donde un extintor operativo puede marcar la diferencia entre un conato y una tragedia.
La reacción política y ciudadana
El diputado Amín Azmani declaró que la grabación “sin ni siquiera difundirla, ha sido suficiente para poner en marcha la revisión completa del edificio”. Sus palabras evidencian que, en muchas ocasiones, la supervisión ciudadana y la denuncia pública son el motor que impulsa la acción institucional.
Asimismo, Somos Melilla solicitó que se tomen medidas correctivas inmediatas:
- Actualización de los certificados de los equipos.
- Reubicación de los extintores según la normativa vigente.
- Instalación de señalización clara y visible.
- Publicación de un calendario oficial de revisiones periódicas.
Con estas acciones, la organización espera garantizar que la seguridad contra incendios no dependa de denuncias puntuales, sino de un cumplimiento estable y sistemático.
La importancia de proteger a trabajadores y ciudadanía
Más allá de lo sucedido en Melilla, este caso recuerda a todas las instituciones, empresas y comunidades la necesidad de priorizar la seguridad frente al fuego. Los extintores son la primera línea de defensa en cualquier inmueble y su revisión no es opcional, sino una obligación legal y moral.
Tal como destacó Azmani, lo básico es “proteger a su gente y a la ciudadanía frente al fuego”. Esta frase resume la esencia de la prevención: cada extintor en buen estado representa una oportunidad de salvar vidas y reducir daños materiales. La negligencia, en cambio, abre la puerta a consecuencias irreparables.
Un llamado a la conciencia preventiva
La revisión iniciada en el Ayuntamiento de Melilla debe servir como ejemplo de lo que ocurre cuando se descuida la seguridad. La prevención no puede dejarse a la improvisación ni a la reacción tardía. El cumplimiento del RIPCI, junto con una cultura de responsabilidad institucional y ciudadana, es el camino para garantizar entornos seguros.
Desde la instalación adecuada hasta la revisión periódica, pasando por la señalización correcta, cada detalle cuenta. No se trata solo de cumplir con la normativa, sino de asumir un compromiso con la vida y con el bienestar colectivo.
Necesidad urgente de reforzar la cultura preventiva
El caso del Ayuntamiento de Melilla pone en evidencia la necesidad urgente de reforzar la cultura preventiva y de garantizar que los extintores estén siempre listos para actuar. La rápida reacción del Gobierno local es un paso positivo, pero lo verdaderamente importante será mantener en el tiempo un sistema de control estable, transparente y eficaz.
La seguridad contra incendios no admite descuidos. Cada institución, empresa y comunidad debe asumir su responsabilidad de manera proactiva, evitando que la falta de mantenimiento convierta a los extintores en simples adornos. La prevención salva vidas, protege el patrimonio y refuerza la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.

