Otro coche calcinado en Bon Pastor: el fuego que nace del abandono

Otro coche calcinado en Bon Pastor: el fuego que nace del abandono.

Un aparcamiento público convertido en un vertedero sin ley ni vigilancia

Barcelona tiene barrios que se promocionan y otros que se esconden. Bon Pastor pertenece a estos últimos. A la 01:00 de la madrugada, entre el lunes y el martes, el silencio de la calle de Lima fue interrumpido por un fuego que no perdona. Un coche estacionado fue consumido por las llamas. Totalmente calcinado. Solo quedaron los hierros negros, el humo y la sospecha.

¿Provocado? Quizá. ¿Evitable? Sin duda. ¿Sorprendente? En absoluto. Porque esa parcela, ese aparcamiento público que algún día fue útil, es ahora un vertedero improvisado, un terreno sin orden, sin ley y, desde luego, sin vigilancia. Lo que ocurre allí no es una excepción: es la consecuencia lógica de una desidia institucional sostenida.

Tres coches calcinados en un año: cifras que hablan solas

Luis Carmelo, de la asociación de vecinos AVIS del Bon Pastor, lleva tiempo denunciando el deterioro de la zona. No es el primero que ve las llamas devorarlo todo. En poco más de un año, tres coches han ardido en el mismo lugar, bajo la misma indiferencia de siempre. No hay cámaras. No hay vigilancia. No hay ni una triste papelera que no esté volcada.

Este aparcamiento se ha convertido en el patio trasero de algunas empresas de construcción que, amparadas por la falta de control, descargan escombros como quien tira la bolsa al cubo. También hay basura doméstica, sofás viejos, ruedas, electrodomésticos y un coche abandonado que parece estar esperando su turno para arder.

El extintor, ese héroe ignorado en nuestras calles

En mitad de este despropósito urbano, cabe preguntarse por lo elemental: ¿cuántas vidas o bienes podrían salvarse si simplemente se tuviera a mano un extintor? Porque sí, a veces lo más básico es lo que más se ignora.

Un extintor puede ser la diferencia entre una llamarada contenida y un coche completamente destruido. En lugares donde el fuego tiene la alfombra roja puesta —porque todo arde, porque nadie limpia, porque nadie vigila—, tener un extintor no es un lujo: es una necesidad. Pero claro, eso implicaría reconocer que hay zonas de Barcelona que viven con el riesgo como rutina.

Mini extintor coche: una inversión mínima, una protección máxima

Y ya que estamos, pongamos el foco sobre los propios vehículos. ¿Cuántos coches llevan hoy un mini extintor coche en su interior? Muy pocos. A pesar de su tamaño, de su accesibilidad y de lo sencillo que es usarlo, aún no forma parte de los elementos indispensables del conductor medio.

Lo curioso es que un mini extintor coche puede evitar una desgracia en segundos. No hablamos de grandes infraestructuras, ni de reformas urbanas multimillonarias. Hablamos de una herramienta pequeña, eficaz y barata. Pero claro, mientras no sea obligatorio, seguiremos confiando en la suerte y en que el coche no esté aparcado al lado del sofá incendiario de turno.

Lo que se calla, lo que se quema: blog de extintores y otras fuentes de sentido común

Quizá si más personas —empezando por los responsables municipales— se dieran una vuelta por este blog de extintores, sabrían que no todos los fuegos se apagan igual. Que hay tipos, clases, agentes, y situaciones distintas. Que no basta con tirar agua. Que hay normas, recomendaciones y hasta manuales de emergencia.

Pero claro, para eso hay que tener voluntad política y un mínimo de cultura preventiva. Cosa que, por lo visto, escasea tanto como los operarios de limpieza en Bon Pastor. En estos blogs, se insiste en la importancia de la revisión periódica de los equipos, del acceso rápido y del conocimiento básico de uso. Información que podría cambiar el desenlace de noches como esta.

Un solar sin reglas: la ciudad también se construye desde el abandono

La calle de Lima debería ser una zona funcional, limpia, segura. Pero hoy es un vertedero legalizado por la omisión. Porque no hay otra forma de llamar a este tipo de escenarios donde la autoridad no se presenta ni con escoba ni con sanción. Allí no se multa. No se actúa. Solo se recoge lo que ya ha ardido.

Esa grúa municipal que se lleva los restos carbonizados no es solución, es síntoma. Es el “a posteriori” que nunca compensa. Y mientras tanto, el barrio suma un coche menos, una razón más para la indignación, y cero respuestas.

Barcelona, capital de contrastes: cuando la ciudad se quema por las esquinas

Mientras en otras zonas se colocan sensores de contaminación, pasos de peatones inteligentes y zonas de bajas emisiones, Bon Pastor colecciona coches ardiendo y escombros por toneladas. Es como si la modernidad tuviera fronteras invisibles y esta calle, claramente, se hubiera quedado del lado equivocado.

El problema no es solo urbanístico. Es simbólico. Es social. Es la fotografía exacta de cómo una ciudad puede dividirse sin levantar muros, simplemente abandonando zonas enteras a su suerte. No hay que exagerar ni inventar: basta con caminar por el solar para entenderlo.

¿Hasta cuándo? La pregunta que nadie responde

Porque esto no es nuevo. Hace un año ya se alertó del deterioro. Ya se advirtió de la presencia constante de residuos y del peligro que supone tener montañas de basura junto a coches estacionados. Pero el tiempo pasó, la basura creció y los incendios también.

Hoy son tres coches calcinados. Mañana, quién sabe. ¿Hace falta que haya heridos? ¿Víctimas? ¿Que arda una casa? Lo único seguro es que, si no se actúa, el próximo incendio es cuestión de días, no de azar.

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