Incendio controlado: la fábrica de corcho en San Vicente de Alcántara mejora su situación

Incendio controlado: la fábrica de corcho en San Vicente de Alcántara mejora su situación

La noticia se respiraba con alivio en San Vicente de Alcántara. El incendio que arrasó parte de la fábrica de corcho Granulex —epicentro de una de las principales industrias del municipio pacense— ha sido finalmente controlado. La humareda que durante horas cubrió el cielo de la llamada “Capital Mundial del Corcho” comienza a disiparse, dejando tras de sí una lección que ningún empresario debería olvidar: la protección contra incendios no es un gasto, es una inversión en supervivencia industrial.

A última hora del lunes, los bomberos de las diputaciones de Badajoz y Cáceres daban por estabilizado el fuego. La intervención ha sido compleja, dadas las condiciones del viento y la naturaleza del material ardiente: corcho natural altamente inflamable, cuyo comportamiento ante las llamas exige estrategias de extinción y enfriamiento precisas. Lo que empezó como un conato a primera hora del domingo, 19 de octubre, derivó en un fuego que mantuvo en vilo a todo el polígono industrial durante más de 24 horas.

La fábrica Granulex y el peso del corcho en la economía extremeña

La afectada, Granulex, es una de las empresas más representativas de San Vicente de Alcántara. Su especialidad: la fabricación de granulados de corcho natural para tapones, revestimientos y otros usos industriales. Desde 2001, esta localidad ostenta el título de Capital Mundial del Corcho, al concentrar el 90% de la producción nacional de este material. Su tejido industrial, formado por decenas de naves, es el pulmón económico de la comarca.

El fuego ha afectado principalmente a la zona de almacenamiento, donde toneladas de corcho esperaban su transformación. Según fuentes de la Diputación de Badajoz, esa área se da por “totalmente calcinada”. Sin embargo, la rápida actuación de los efectivos ha permitido salvar otras secciones de la planta y evitar una catástrofe mayor.

En este contexto, conviene recordar la creciente necesidad de reforzar la seguridad pasiva contra incendios en naves industriales. La legislación vigente —y la experiencia de siniestros como éste— evidencian que la prevención estructural puede marcar la diferencia entre una empresa recuperable y un negocio condenado al cierre.

Un ejemplo de ello es la creciente demanda de servicios especializados como el de ignifugar nave, una práctica esencial para garantizar la resistencia al fuego de estructuras y materiales en zonas industriales de alto riesgo.

Un fuego bajo control, pero con lecciones que perduran

La evolución favorable del incendio ha devuelto cierta calma a los vecinos y empresarios del polígono, aunque los bomberos continúan trabajando para extinguir por completo los rescoldos. “Esto es un infierno”, declaró David Cuño, concejal de Comunicación del ayuntamiento, en pleno operativo. Las pavesas —esas brasas incandescentes que el viento transporta a cientos de metros— complicaron las labores, poniendo en riesgo otras naves del entorno.

San Vicente de Alcántara ha vivido momentos de angustia, con decenas de efectivos desplegados. En total, más de 20 bomberos, siete vehículos pesados y apoyo aéreo del Plan Infoex se sumaron al dispositivo. A ellos se añadieron voluntarios, Cruz Roja y Guardia Civil, que establecieron un perímetro de seguridad y control de accesos.

La coordinación fue clave. La carga térmica de los materiales y la posibilidad de reactivación del fuego requerían una vigilancia continua. Mientras tanto, técnicos de la Diputación y peritos especializados comienzan a investigar el origen del incendio, que podría estar relacionado con un fallo en el sistema eléctrico o con una chispa en el proceso de trituración del corcho.

La magnitud del suceso ha despertado el debate sobre la seguridad industrial en el sector del corcho. No se trata solo de cumplir normativas, sino de adoptar una cultura preventiva que priorice la vida, la producción y el entorno. La inversión en materiales ignífugos, sellados cortafuegos y sistemas automáticos de detección temprana puede reducir exponencialmente el riesgo de que un fuego avance sin control.

En esa línea, cada vez más empresas de la región apuestan por ignifugaciones Badajoz, conscientes de que las condiciones climáticas extremas y la naturaleza de los materiales que manipulan hacen imprescindible contar con una infraestructura protegida contra incendios.

La protección contra incendios: una obligación que salva industrias

El incendio de Granulex es un recordatorio de lo que está en juego cuando las medidas de seguridad se subestiman. Los sistemas de rociadores, los detectores de humo y las zonas sectorizadas no son meros requisitos administrativos, sino barreras físicas que salvan vidas y patrimonio. En la actualidad, el Reglamento de Seguridad contra Incendios en Establecimientos Industriales (RSCIEI) establece requisitos concretos según la carga de fuego y la superficie de las naves, pero su cumplimiento debe ir acompañado de revisiones periódicas y mantenimiento continuo.

Resulta imprescindible que las industrias con materiales combustibles —como el corcho, la madera o los polímeros— refuercen su protección pasiva contra incendios. Esto incluye revestimientos ignífugos, compartimentación con muros resistentes al fuego y tratamientos que retarden la propagación de las llamas.

De hecho, iniciativas como la ppci (Protección Pasiva Contra Incendios) han cobrado una importancia vital en el ámbito industrial español. Gracias a estos sistemas, se logra aumentar el tiempo de resistencia de los materiales, facilitando la evacuación y el trabajo de los equipos de extinción.

Después del fuego: la reconstrucción y la prevención futura

Tras un siniestro de estas dimensiones, comienza otra batalla: la de la reconstrucción. La recuperación de la fábrica Granulex requerirá no solo inversión económica, sino también una revisión profunda de los protocolos de prevención y emergencia. Los expertos recomiendan realizar auditorías técnicas que determinen las causas, los fallos estructurales y las mejoras posibles para evitar que algo así vuelva a repetirse.

Las administraciones locales y regionales han ofrecido su apoyo, conscientes de que cada nave en pie es un eslabón más en la cadena económica de Extremadura. Pero también han insistido en que este suceso debe servir como ejemplo: la prevención no puede esperar al próximo incendio.

El mensaje que deja el incendio de San Vicente

Cada chispa, cada fallo, cada llama fuera de control recuerda lo esencial: invertir en protección contra incendios es proteger el futuro de una comunidad entera. Hoy, San Vicente de Alcántara respira con alivio, pero también con conciencia. La fábrica de corcho mejora su situación, sí, pero el aprendizaje que deja tras el humo y las cenizas es aún más valioso.

La prevención ya no es una opción. Es la única estrategia posible en un tiempo donde el calor, el viento y la alta carga térmica de las industrias pueden convertir una tarde cualquiera en una tragedia. Desde los muros ignifugados hasta los planes de evacuación, todo suma. Porque, en definitiva, cada empresa que protege su nave está protegiendo algo más que un edificio: está protegiendo su historia, su empleo y su porvenir.

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