¿El nuevo dispositivo portátil Oilvent sustituye a la campana extractora? No cumple con la normativa española vigente en hostelería

¿El nuevo dispositivo portátil Oilvent sustituye a la campana extractora? No cumple con la normativa española vigente en hostelería.

Lo portátil puede ser muy útil, pero no todo lo útil es legal en cocina profesional

Resulta que alguien ha tenido una ocurrencia. Una más. Una de esas que, con buena intención o con la vista puesta en el negocio, pretenden reinventar lo que ya está inventado. Esta vez, le ha tocado el turno a la cocina industrial, a la de verdad, a la que humea con bravas, fritos y vapores de cocido: la hostelería.

Y es ahí donde aparece Oilvent, un dispositivo portátil —portátil, dice— que, según su fabricante, es capaz de hacerle sombra a la clásica campana extractora. ¡Qué atrevimiento! Porque uno puede inventar lo que quiera, pero enfrentarse a décadas de normativa, a técnicos de prevención de riesgos laborales y a inspectores con cara de lunes, es harina de otro costal.

Oilvent, para quien no lo sepa, es una suerte de aspirador de humos con filtros que se coloca encima de la sartén, del fuego, del alma del negocio… y promete eliminar grasa, olores y partículas contaminantes sin necesidad de realizar una instalación de altura campana extractora como manda la ley. Pues no, mire usted. Ni cumple la normativa ni sustituye nada. Vamos por partes.

La normativa española es muy clara en cuanto a extracción de humos

Aquí no estamos hablando de caprichos ni de preferencias. Estamos hablando de normativas estatales y autonómicas que regulan, con pelos y señales, cómo debe diseñarse un sistema de ventilación en cocinas profesionales. Desde el Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE), hasta los Códigos Técnicos de Edificación (CTE), pasando por las ordenanzas municipales y sanitarias.

¿Qué exige la normativa?

  • Sistemas de extracción mecánica permanentes, con conductos de evacuación independientes.
  • Campanas extractoras con filtros metálicos de retención de grasa, fácilmente desmontables.
  • Una altura campana extractora mínima respecto al plano de cocción que garantice eficacia y seguridad.
  • Motor campana extractora con potencia suficiente para renovar el aire según el volumen del local y la intensidad de uso.

¿Y qué propone Oilvent? Un aparato sin conductos, sin instalación fija, sin evacuación exterior. Pues eso, no cumple.

La hostelería no es un juego de cocina portátil

En una vivienda, mire usted, todavía podría colar. A duras penas. Pero en una cocina de hostelería, con frituras continuas, hornos a pleno rendimiento y una clientela que exige rapidez y limpieza, no hay lugar para experimentos. La grasa no perdona, los vapores no esperan y los técnicos de sanidad, menos.

Las campanas extractoras profesionales están diseñadas para un uso continuo, intenso y seguro. Sus filtros se limpian, su estructura se adapta al local y su instalación se somete a inspecciones. Además, el motor campana extractora está calculado para mover aire, humo y partículas con una eficiencia que ningún dispositivo portátil puede igualar.

Oilvent podrá tener buena intención, pero ni por asomo alcanza los caudales de extracción necesarios. Y sin eso, los vapores aceitosos terminan pegados en techos, paredes y pulmones. Luego vendrán las alarmas, los incendios, los cierres cautelares. Pero claro, el dispositivo era «moderno».

No basta con filtrar, hay que evacuar

Los fabricantes de Oilvent hablan de filtros HEPA, de tecnología de carbón activado y de ventiladores silenciosos. Todo muy bonito. Pero se olvidan de lo esencial: la evacuación del aire viciado al exterior del local, tal y como dicta la normativa. Filtrar es solo una parte. El resto es extraer y renovar el aire de forma continua.

¿O es que alguien se imagina una cocina sin renovación del aire? ¿Un ambiente cargado de grasa y vapor recirculado como si fuera un sauna? Ni los camareros aguantan eso, ni el inspector lo permite.

El marketing no sustituye la legalidad

Aquí es donde uno se da cuenta de que la publicidad va por un lado y la realidad por otro. Que digan que Oilvent “reduce la grasa en suspensión” está muy bien. Que su diseño sea atractivo y su manejo sencillo, también. Pero en materia de hosteleria, lo que cuenta es el BOE. Y el BOE, amigo, no admite atajos.

Un sistema sin conductos, sin instalación, sin parámetros técnicos homologables no puede sustituir a una campana extractora profesional, por muy portátil que sea. Porque, a diferencia del anuncio, las cocinas huelen, ensucian, contaminan y, sobre todo, arden si no se gestionan bien.

Y la altura campana extractora, el tipo de filtro, el motor campana extractora, el caudal de aire, todo eso está regulado. No es opcional, es obligatorio.

La solución sigue siendo la de siempre, pero bien instalada

Al final, lo de siempre: una buena campana extractora, bien calculada, con su instalación en regla, su motor de potencia adecuada y su mantenimiento periódico. Nada nuevo. Pero funciona.

Porque la cocina profesional no es lugar para soluciones milagrosas ni atajos tecnológicos. Es un entorno exigente, con fuego real, vapores de verdad y sanciones muy concretas.

Y si a alguien le molesta instalar un sistema adecuado porque cuesta, que piense cuánto cuesta una multa por incumplir la normativa. O un incendio. O una intoxicación por partículas finas. Porque eso sí que no tiene filtro portátil que lo arregle.

Oilvent no cumple, y punto

El dispositivo podrá valer para cocinas domésticas, para esos pisos donde no se quiere hacer obra, o para improvisar una cena rápida sin dejar el olor a pescado en el pasillo. Pero de ahí a decir que sustituye una campana extractora en hostelería, hay un abismo.

Lo que no se puede es confundir comodidad con legalidad. Y lo legal, en cocina profesional, es lo que marca la normativa: campana extractora fija, a la altura reglamentaria, con un motor de extracción potente y homologado. Todo lo demás, puro humo. Nunca mejor dicho.

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