Contenedores, civismo y prevención: una triada que exige más que buenas intenciones.
Hay cosas que chirrían. Que hacen crujir los dientes de quienes aún creemos que el sentido común no está en vías de extinción. Este martes, el Punto Limpio Móvil del Cabildo de Gran Canaria regresa —como quien cumple una promesa que nadie pidió— al municipio de Teror. Concretamente, se instalará en el barrio de El Palmar, junto al local de la Asociación de Vecinos, en un horario que más que accesible, es escurridizo: de 8:00 a 14:00 horas. Lo justo para que solo los madrugadores o los afortunados con jornada flexible puedan acercarse.
El artefacto en cuestión, un contenedor metálico compartimentado como una fiambrera de reciclaje, aceptará residuos domésticos que, según la ortodoxia medioambiental, no deben ir a parar a los contenedores convencionales: pequeños electrodomésticos, aerosoles, baterías y otros residuos con más peligrosidad que glamour. Se agradecería que también recogieran el desinterés, el desorden y la desgana, pero para eso aún no se ha inventado un depósito eficaz.
Ahora bien, no se trata de demonizar la iniciativa. El punto móvil tiene su razón de ser. Lo que no se entiende es su ausencia de alma preventiva, de pedagogía clara, de una verdadera estrategia de seguridad ciudadana.
¿Y si hablamos de prevención más allá del reciclaje?
En un barrio cualquiera, no basta con separar plásticos de papel si ignoramos los riesgos más inmediatos. Porque en esa misma cocina donde hoy reciclamos una tostadora rota, mañana podría saltar una chispa y convertir la vivienda en una caja de cerillas. ¿Y qué habría entonces para contener las llamas? Lo mínimo indispensable: un extintor ABC, ese silencioso centinela que jamás debería faltar.
El extintor ABC es un dispositivo que sirve para apagar fuegos de tipo A (sólidos), B (líquidos inflamables) y C (gases), es decir, los más comunes en entornos domésticos. Lo curioso —o preocupante— es que mientras las campañas para reciclar pilas proliferan, apenas se mencionan los protocolos para actuar ante un fuego doméstico. Ni rastro de instrucciones claras, ni talleres comunitarios, ni una mísera guía visual.
Extintores ABC: por qué deberíamos tenerlos tan presentes como las papeleras de reciclaje
Si bien a nadie se le ocurre tirar un cargador en el contenedor azul, son muchos los que ignoran que un fuego causado por un microondas defectuoso no se apaga con agua. Los extintores ABC deberían ser tan ubicuos como los carteles del Punto Limpio. Deberían formar parte del equipamiento mínimo de cualquier vivienda o local. Pero no. Aquí seguimos pensando que con un trapo húmedo y buena voluntad, basta.
Mientras el camión del Cabildo estaciona en El Palmar y recibe con decoro las viejas planchas, nadie verifica si las casas aledañas cuentan con extintores ABC operativos, revisados y ubicados donde toca. Y eso, señores, no es reciclaje. Eso es dejación.
La “normativa extintores” y la letra pequeña que ignoramos por costumbre
Ahí está el quid de la cuestión. La normativa extintores, esa gran desconocida, establece con claridad meridiana la obligatoriedad de contar con extintores debidamente señalizados, mantenidos y accesibles en numerosos entornos: comunidades de vecinos, locales comerciales, oficinas y hasta garajes. ¿Se cumple? Pocas veces. ¿Se inspecciona? Menos aún. En cambio, con el reciclaje somos una maquinaria perfectamente engrasada… mientras no implique incomodidad.
Volviendo al punto de partida, al contenedor móvil con ínfulas de gestor ambiental, no estaría de más que viniera acompañado de un técnico en prevención de incendios. Alguien que no solo recoja secadores inservibles, sino que informe, explique y conciencie. Porque de nada sirve limpiar lo que potencialmente puede arder sin control por ignorancia o descuido.
Reciclar sin educar es como apagar fuegos sin extintores fabricados en España
Sí, porque también hay que hablar de lo que se hace aquí, en casa. Los extintores fabricados en España no tienen nada que envidiar a los importados. Al contrario: cumplen con la normativa vigente, pasan por rigurosos controles de calidad y, lo que es más importante, están diseñados pensando en nuestras necesidades y estructuras. Adquirir productos nacionales no es solo una cuestión de apoyo económico al país; es también una garantía de compatibilidad técnica y de cumplimiento legal.
Resulta paradójico que mientras se promueven jornadas de reciclaje de residuos electrónicos —algunos de origen internacional y etiquetado dudoso— no se incentive la adquisición de dispositivos de seguridad hechos en territorio nacional. Porque prevenir también es consumir con criterio.
Una invitación al Cabildo: no se olviden de los incendios
Desde aquí, lanzamos una sugerencia al Cabildo de Gran Canaria. Sigan adelante con los Puntos Limpios Móviles, pero amplíen su visión. Incluyan stands informativos sobre seguridad contra incendios. Ofrezcan descuentos para la compra de extintores ABC, formación básica sobre su uso y mantenimiento, y revisiones gratuitas para comunidades vecinales. Hagan que la sostenibilidad camine de la mano con la prevención. Porque si de verdad se quiere fomentar el civismo, hay que hacerlo completo.
Y que quede claro: la responsabilidad de cuidar el entorno no acaba cuando cerramos la tapa del contenedor. Empieza cuando comprendemos que nuestra seguridad —la de nuestras familias, vecinos y entorno— depende tanto de reciclar bien como de saber actuar cuando el fuego llama a la puerta.

