Descubre qué es un ‘backdraft’ y por qué es tan peligroso para los bomberos
La palabra backdraft no es una invención cinematográfica ni un recurso literario para adornar un guion de acción. Es un fenómeno real, temido, letal y estudiado hasta la extenuación por los cuerpos de bomberos de todo el mundo. Lo que para un ciudadano de a pie puede sonar a tecnicismo extraño, para un bombero significa prepararse para una situación límite en la que segundos de diferencia marcan la línea entre la vida y la tragedia.
¿Qué es exactamente un backdraft?
Un backdraft es una explosión repentina que ocurre cuando un espacio cerrado cargado de gases calientes y humo inflamable, sin presencia aparente de llamas, recibe de golpe un aporte de oxígeno. El aire fresco actúa como chispa invisible, reaviva la combustión y provoca una bola de fuego que se expande con una violencia que sorprende incluso a los más experimentados. Esa combinación de humo, gases acumulados y calor extremo convierte cocinas, sótanos o trasteros en trampas letales.
El caso de Madrid: una cocina convertida en pólvora
Hace no mucho, en Chamberí, un incendio en la cocina de un restaurante madrileño se transformó en un episodio que nadie quiere vivir. Los bomberos lograron contener el fuego inicial, pero la concentración de humo y gases en el interior del local desembocó en un backdraft que sorprendió a todos. El estallido hirió a varios efectivos, dos de ellos con quemaduras graves. La escena fue tan intensa que obligó a desalojar dependencias cercanas, entre ellas el propio Ministerio del Interior. La cocina de un negocio de hostelería, ese espacio cotidiano de acero y vapor, se convirtió en escenario de una explosión de manual.
Por qué las cocinas industriales son un punto crítico
Las cocinas de bares y restaurantes tienen algo en común: son un cóctel perfecto para un incendio. Aceites, grasas, altas temperaturas y sistemas de ventilación cargados de residuos son terreno abonado para que un fuego se descontrole en cuestión de segundos. De ahí la importancia, en pleno 2025, de instalar sistemas de extinción automáticos en campanas extractoras industriales. No hablamos de un capricho normativo, sino de un escudo real frente a catástrofes que podrían evitar tragedias como la de Chamberí.
De hecho, la tecnología actual permite integrar equipos de extinción de incendios en campanas industriales que actúan de manera inmediata al detectar un conato de fuego, neutralizando las llamas antes de que el humo se convierta en una bomba de relojería. Estos sistemas salvan vidas, protegen negocios y dan tranquilidad en un sector donde el fuego es parte del día a día.
Cómo se produce un backdraft: ciencia detrás del fuego
La explicación técnica es clara: en un recinto cerrado, las llamas consumen oxígeno y generan gases calientes. Cuando la combustión parece apagada, en realidad lo que queda es una atmósfera cargada de humo inflamable esperando su oportunidad. Basta abrir una puerta, una ventana o romper un cristal para que el oxígeno irrumpa y la mezcla se encienda de golpe. El resultado: una explosión de fuego súbita, capaz de derribar a un bombero y calcinar todo a su paso. La diferencia con un incendio común está en la invisibilidad del peligro. No siempre hay llamas visibles, y ahí reside la trampa.
El papel de los sistemas de detección y extinción automáticos
En hostelería, donde la cocina no se apaga hasta la madrugada, la amenaza es constante. Un pequeño descuido, un extractor sucio o una chispa inesperada son suficientes para iniciar un incendio. Por eso, los expertos insisten en que la prevención tecnológica es la mejor aliada. La comercialización de equipos de extinción de incendios en campanas industriales ha crecido porque se trata de sistemas inteligentes que detectan el riesgo y actúan antes de que el humo convierta la cocina en una trampa mortal.
El factor humano y la coordinación en emergencias
Los bomberos, al enfrentarse a un posible backdraft, saben que deben actuar con precisión quirúrgica. Abrir una puerta sin coordinación puede ser tan peligroso como entrar en un polvorín. Su entrenamiento incluye reconocer señales de aviso: ventanas ennegrecidas, humo pulsante que “respira” por las rendijas, calor insoportable en las paredes o techos. Todo ello indica que dentro se acumula un enemigo invisible. Su estrategia: controlar accesos, ventilar con cuidado y atacar el fuego sin regalarle oxígeno extra.
Pero lo cierto es que ninguna intervención, por profesional que sea, elimina el riesgo al cien por cien. Y es ahí donde cobra protagonismo la prevención previa: instalaciones seguras, revisiones periódicas y sistemas automáticos que sofocan el fuego antes de que la llegada del oxígeno provoque la explosión.
Los medios han recogido en distintas ocasiones sucesos similares que recuerdan lo mismo: la tecnología y la concienciación son los mejores aliados para que la heroica labor de los bomberos no termine en tragedia.
El impacto económico y social de un backdraft en hostelería
Más allá del riesgo humano, un backdraft en una cocina de restaurante supone pérdidas millonarias. El negocio queda cerrado, la plantilla en suspenso y la reputación dañada. En barrios enteros, la clausura de locales tras un incendio afecta al tejido económico y social. Los clientes se pierden, la confianza se resiente y la inversión desaparece. Una campana extractora protegida con sistemas automáticos puede ser la diferencia entre una noche más de servicio o el final de un proyecto empresarial.
El futuro de la seguridad contra incendios en cocinas
La normativa europea avanza hacia la obligatoriedad de contar con sistemas de extinción automáticos en cocinas industriales. No es una moda, es una exigencia lógica: las estadísticas muestran que un alto porcentaje de incendios en hostelería comienzan en la zona de la campana extractora. Adaptarse a esta realidad no solo es cumplir con la ley, es proteger a empleados, clientes y vecinos de una tragedia que puede estallar en segundos.
Prevención antes que reacción
El backdraft es el recordatorio brutal de que el fuego no es solo llama, sino también humo y gases invisibles que esperan oxígeno para desatarse. Los bomberos lo saben y entrenan para afrontarlo, pero la sociedad no puede delegar toda la responsabilidad en ellos. La hostelería, con sus cocinas industriales siempre encendidas, debe asumir que la prevención es inversión, y que cada sistema automático instalado es un seguro de vida, un salvavidas económico y una barrera contra la catástrofe.

