Una joya patrimonial bajo lupa
Resulta que el espacio expositivo de Entrecatedrales, en pleno corazón de Cádiz, no solo esconde vestigios arqueológicos. También esconde carencias, riesgos y una dejadez institucional que hace sonrojar. El informe emitido por el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Ayuntamiento no deja títere con cabeza: instalaciones deficientes, filtraciones, peligro de caídas, elementos eléctricos sin protección, ausencia total de extintores y condiciones que rozan lo inaceptable para cualquier espacio abierto al público.
Una visita realizada el 25 de junio fue suficiente para levantar las alarmas. El técnico encargado levantó acta de todo lo que los responsables no querían mirar: cables sueltos, suelos mojados, vigas con filos a la altura de la cabeza, cerraduras inexistentes y ningún dispositivo de emergencia. Nada. Ni uno. A estas alturas, Cádiz no puede permitirse seguir gestionando espacios culturales con tal falta de seriedad.
Seguridad básica que brilla por su ausencia
No es necesario ser un experto en gestión pública para entender que el primer paso en cualquier espacio público es garantizar su seguridad mínima. Y ahí es donde aparece la primera gran pregunta: ¿dónde está el extintor abc? Ese que debería estar presente en cada sala, cada rincón con cableado o riesgo eléctrico, brilla por su ausencia. No estamos hablando de detalles estéticos, sino de fallos estructurales con consecuencias potencialmente graves.
Sí, extintor abc, ese indispensable de cualquier protocolo de autoprotección. La clase de equipamiento que cualquier responsable, mínimamente formado, incluiría en su lista antes de abrir una puerta al público. Pero aquí no. Aquí se ha abierto, se ha mostrado, se ha presumido… sin lo esencial.
¿Y si hubiera pasado algo?
La cosa no mejora conforme uno sigue leyendo el informe. No hay aseos. No hay agua. No hay aire acondicionado. El personal que trabaja allí debe salir del recinto y desplazarse a la cerrada Casa del Obispo para cubrir necesidades básicas. Y para rematar, no se ha encontrado ningún tipo de formación ni instrucción sobre emergencias. La pregunta no es ya por qué no se ha hecho. La pregunta es cómo se ha permitido abrir un espacio así.
Y es aquí donde entra la siguiente clave del asunto: comprar extintores abc no es una opción estética. Es una obligación legal, una medida elemental de protección que no puede seguir tratándose como si fuera un adorno. Cuando uno gestiona patrimonio, lo hace con cabeza. Cuando gestiona cultura, lo hace con responsabilidad. Y si no es capaz, que se aparte.
Riesgos reales, no imaginarios
El informe, que no pretende ser un estudio exhaustivo sino una primera evaluación urgente, habla claro: hay riesgo de descarga eléctrica, riesgo de resbalón por filtraciones, riesgo de impacto en la cabeza, riesgo de golpe en las extremidades. Y todo ello sin una sola señal de alarma visible, sin iluminación de emergencia ni planos de evacuación.
Más info sobre extintores co2, por cierto, también habría hecho falta. Porque cuando hablamos de riesgo eléctrico, lo normal es instalar dispositivos adecuados para esas contingencias. Pero aquí ni lo uno ni lo otro. Ni polvo ni CO₂. Solo goteras y cables.
La cultura no puede pisar charcos
Porque sí, Cádiz merece mostrar su riqueza histórica. Pero no de esta manera. No abriendo un yacimiento arqueológico con techos que gotean y suelos que patinan. No sin puntos de agua, sin aseos, sin plan de seguridad. No sin formación al personal. Y mucho menos sin extintores.
Las palabras del informe son demoledoras: “el personal no cuenta con medios de protección individual o colectiva, no hay instrucciones en caso de emergencia, no existe extintor ni registro de mantenimiento de dichos elementos”. Eso no es una advertencia. Eso es un diagnóstico de caos.
¿Y ahora qué?
Desde Cultura aseguran que ya están trabajando en las mejoras, que el informe fue encargado por la propia concejala Maite González y que todo se solucionará pronto. Bien. Pero el asunto no se resuelve con promesas. Se resuelve cerrando de inmediato, reparando lo que haya que reparar, instalando lo que nunca debió faltar, y reabriendo solo cuando el espacio cumpla con lo mínimo exigible.
Que no nos distraigan con fechas de reapertura o actos inaugurales. Lo que hace falta no es una nota de prensa, sino un plan de acción serio: impermeabilización, corrección de riesgos eléctricos, instalación de cerraduras, aseos, agua potable, ventilación, señalización, formación y, por supuesto, extintores. No uno, sino varios. Y no cualquiera, sino los que correspondan según normativa y ubicación.
Cádiz no merece esta dejadez
La ciudad que presume de pasado no puede exhibirse así en el presente. Los vestigios arqueológicos son sagrados. Pero lo es también la integridad física de quienes los visitan y trabajan en ellos. No se puede jugar con eso. Ni por desidia, ni por ignorancia, ni por política.
Porque esto no es un accidente esperando a ocurrir. Es una responsabilidad ya incumplida. Y ahora toca asumirla. No con excusas ni con lavados de cara, sino con soluciones palpables. Con medidas visibles. Con extintores instalados, personal formado, y